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20 de Marzo de 2013

Sobre las palabras que «no existen»

Con frecuencia se oye decir que tal vocablo «no existe», con base en el argumento de que «no está en ningún diccionario», como si las palabras brotasen de los diccionarios así como las flores y los frutos brotan de los árboles.

Con frecuencia se oye decir que tal vocablo «no existe», con base en el argumento de que «no está en ningún diccionario», como si las palabras brotasen de los diccionarios así como las flores y los frutos brotan de los árboles.

Imaginemos que un día hallamos un animal cuya descripción no está en ningún libro de zoología y que luego, consultando a un especialista, nos enteramos de que no está descrita en ninguna parte. ¿Diremos entonces « ese animal no existe»;? Ahora supongamos que salimos de excursión por paisajes desconocidos con un mapa que nos sirve de guía. De pronto nos deparamos con un río que no está en el mapa. ¿Diremos que ese río no existe?

Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que hay algo que falta en el libro de zoología y que hay algo que falta en el mapa turístico. Sin embargo, con las palabras no ocurre así; cuando alguien emplea una palabra que no está en el diccionario, la gente piensa que lo que está mal es la palabra y no el diccionario. ¿Por qué ocurre eso?

Porque muy tempranamente, ya en la escuela, nos infundieron hasta hacernos calar muy hondo la idea de que todas las palabras del idioma están en el diccionario.

Esa noción es falsa. Es imposible que todas las palabras estén en el diccionario, en primer lugar, porque ningún lexicógrafo se propone tal cosa. Un diccionario es una selección de las palabras del idioma, tamizada por la ideología del autor y las costumbres de la sociedad en que vive. Por otra parte, nuevas palabras surgen constantemente y a veces mueren en poco tiempo, de modo que no podrían tener cabida en los diccionarios.

A esta altura el lector podrá preguntarse qué hace falta para que un vocablo «exista». Si admitimos que una lengua es un conjunto de significantes organizados sintácticamente para que dos o más personas puedan comunicarse, debemos concluir que una palabra existe cuando dos individuos se entienden con ella, es decir, cuando hay uno que la pronuncia y otro que la entiende. Así como los accidentes geográficos no dependen de los mapas para existir, las palabras no dependen de los diccionarios, que son recopilaciones necesariamente incompletas.

Sin embargo, muchas palabras están un poco escondidas en el diccionario. Veamos el caso de incuestionablemente, por ejemplo; si la buscamos en el diccionario no la encontraremos allí, y tal vez alguien deje de usarla por esa razón. Sin embargo, el diccionario incluye incuestionable bajo la letra "i" y el sufijo -mente bajo la letra "m", de modo que los puristas dirán que se trata de una palabra "bien formada".

Entonces ¿podemos afirmar que «existe» cualquier palabra que se pueda formar con los prefijos y sufijos que están en el diccionario? Contestar esta pregunta afirmativamente supondría aceptar que hay palabras que nacen en los diccionarios, de modo que la respuesta es no. Como se dijo antes, la regla de oro que determina la existencia de una palabra es que haya un hablante que la use y un interlocutor que la entienda. Interpabilosamente sería una palabra formada por el prefijo inter-, el adjetivo pabilosa y el sufijo -mente, pero parece poco probable que alguien la haya usado alguna vez.

Fuente: elcastellano.org